Consolidando un hábito.

 ¡Ep!

¿Como vamos? 

Otra semana más aquí al pie del cañón. 

La de hoy será una entrega corta, sin muchas florituras. Ando metido en varios frentes y no doy a basto. 

Tal vez no lo sabes, pero a parte del blog tengo un canal de Youtube, pequeño, en el que voy colgando cosas. Puedes pasar a echar un vistazo. 

Y luego está la otra cosa que tengo entre manos. Ultimando detalles. Y cuando eres una persona sola para manejar varias, tiempo es lo que te falta. Además de hacer lo que normalmente tienes que hacer, vamos. 

El nuevo hábito.

Malos hábitos | Photo by Manan Chhabra on Unsplash

Desconozco la ciencia y los datos precisos detrás de construir hábitos. De hecho, tengo libros sobre ello en mi lista de pendientes de lectura. Pero de nuevo, solo tengo dos manos. No doy para más. Por ahora.

La cosa es que llevo un par de semana ya practicando uno, que parece sencillo, casi ridículo, pero que me está funcionando muy bien. 

Lo primero que hago en el día...

No es mirar el teléfono. 

Detrás de bambalinas.

Me explico.

Antes, lo primero que hacía en el día era desbloquear el teléfono y surfear entre el mar de notificaciones y demás mierda que me podía ofrecer. Tengo que cambiar de camello. 

De vez en cuando había alguna "importante", sí, pero no tanto como para necesitar de mi atención inmediata.

Al final, la gente que realmente me importa o vive conmigo o tiene el teléfono de mi casa, y si hay una urgencia, me pueden llamar. 

Desarrollando el callo.

No lo tengo tan pulido como quisiera, pero ahora, más o menos, la cosa va así. 

Me levanto. Cojo a la perra y damos su paseo matutino (yo soy de los que les cuesta aterrizar). Es genial despertar escuchando pájaros en vez de con cualquier mierda de vídeo de TikTok, en serio. 

A veces hasta charlo un poco con el barrendero, que pone las calles antes que yo. 

Llegamos a casa. Cada uno toma su desayuno (aún no comí el pienso de milagro). Realizo las gestiones del trono y luego, entonces, sí que antes que ponerme manos a la obra, echo un vistazo por si las moscas. 

Ya lo dije, estoy puliéndolo. No miento.

Con todo esto, se puede decir que, desde que me levanto hasta que miro el teléfono, suelo tardar, así a ojo, una hora. 

¿No está mal, no? 

Me gustaría que fuera más.

Cosas a tener en cuenta.

Debo aclarar que sí que llevo el teléfono encima en el paseo. 

• Si ocurre cualquier cosa, puedo llamar a casa. 
• A veces el alumbrado no va y da yuyu (lamentablemente, este es un punto delicado a tener en cuenta si eres mujer). Llevar una linterna en el teléfono no está de más. 
• Si está oscuro puedo recoger la mierda gracias a la linterna. 

Pero no voy mirando cualquier historia, empanado, abducido por la pantallita. El pan de cada día. 

Mejorable?

Por supuesto. Y no digo que esto deba hacerlo todo el mundo. 

¿Me gustaría no tener que llevar el teléfono encima? Ni falta que lo diga. Preferiría llevar una linterna y listo, pero no le voy a pedir peras al olmo. 

Lo comparto porque a mí me ha sorprendido como algo tan sencillo ha cambiado mis mañanas. Tengo la sensación de irme despejando más tranquilo y no de forma caótica.

Vas ordenando la cabeza como un, valga la redundancia, rompecabezas. Como las piezas del Tetris. ¿Verdad que molaba?

Y de no ser tan esclavo de un aparatico de los coj**nes. No ser tan zombie, que diría Dani de Entrena como héroe.

¿Siguiente?

Pues estoy tratando de desintoxicarme de Instagram. Ya os iré contando...

¿Y tú, tienes algún hábito "en construcción"?