El deporte no lo es todo

- Tropecé en el paseo marítimo y noté que me dolía.
- Usted se ha roto parte del dedo gordo del pie -contestó el doctor.

Y con esa sentencia se acaba una espera de un par de años con un compañero fiel ahí, como el de las rodillas. No me ha impedido hacer nada hasta ahora, me adapté a esa condición y se acabó.
Esto no es una publicación derrotista, ni pretendo recibir palmadas en la espalda de nadie, ni quiero el consuelo de tontos de "es que fulanito tiene eso y está peor que tú". 

El tiempo que me espera hasta tener un diagnóstico o solución a este contratiempo no es ni va a ser una agonía, es una aprendizaje más y una etapa. Porque la vida, al fin y al cabo, son etapas (más o menos largas) que hay que superar y escalar cual puerto de montaña.

Estoy aprovechando para pedalear todo lo que puedo e investigar el patio de casa. No quiero cometer el error que ya hice en mi tierra natal cuando tardé casi treinta años en conocer lo que me rodeaba y tenía al alcance de la mano. 
Tampoco es mala opción intentar aprender a interpretar y crear rutas con el ordenador, ya que muchas veces salgo solo y no sé muy bien a donde me dirijo.

Pedaleando despacio uno no se pierde según qué detalles.

Pero no solo se aprende ejercitándose. De mano de un buen amigo que le da a la bicicleta de montaña y mi compañera de vida se sustrae otra lección valiosa: en la vida, no todo es el deporte. 
Sí, es nuestra afición y a más de uno nos gusta vernos en forma, y no hablo de la carcasa, sino de ver que estamos sanos (que cada cual saque su definición).
La vida también es quedarse viendo una película en el sofá después de comer, tomarse una cerveza con amigos o simplemente dar un paseo relajado con nuestros fieles compañeros de la maratón del envejecer. 

No, no os preocupéis, yo seguiré dándole vueltas a las bielas y desgastando la suela de las zapatillas...pero a mi ritmo :)

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